20 de abril de 2010

Mucho Humo

Entonces prendí un cigarrillo y el gusto del humo me recordó al gusto del humo en la boca de otro, sin embargo no pude capturar a quien pertenecía ese sabor.
Últimamente mi problema es mi memoria, ya no recuerdo casi nada. Los pocos recuerdos que tengo se han transformado en anécdotas repetidas al cansancio, y en fotos viejas a las que fui inventándole vivencias, pero no creo que pertenezcan a mi propia memoria. A veces me esfuerzo mucho para tratar de encontrar algo nuevo en mi pasado, algo de mí que no conozca.
Prendí otro cigarrillo, pero ahora fumaba concentrada en encontrar algo concreto, y a pesar de eso no logré dar con la boca de aquel que alguna vez me había besado oliendo a tabaco, penetrado de ese olor. Hasta consideré la posibilidad de que no fuera más que mi propia boca la que masticaba ese olor.
Encontraba otras cosas, asociaciones, pero no eso nuevo que buscaba. Recordaba alguien rechazando mi olor a cigarrillo, a amigos que alejaban el humo con sus manos, a gente fumadora a la que había besado, pero no a quién ese cigarrillo había querido traerme a la mente. Tampoco recordé, para ser sincera, cómo se sentían esos besos, no desde las tripas, sino más bien como una estadística, que no tiene que ver con el recuerdo, que no da constancia de nada vivo.
Repasaba uno tras otro, traía sus débiles presencias a memoria, insignificantes marcas habían dejado en ella, aparecía todo tras un humo de bastidor.
Mucho humo, después de todo creo que lo más sano será dejar de fumar.